La disponibilidad del espectro es fundamental para ofrecer una verdadera conectividad 4G en las redes de evolución a largo plazo (LTE). Muchos lugares dependen de asignaciones limitadas de ancho de banda, a menudo de tan solo 10 MHz, lo que restringe la tasa máxima de transferencia de datos disponible para los usuarios. Esta congestión se ve agravada por el crecimiento exponencial de los dispositivos móviles, tanto en términos de cantidad de suscriptores como del correspondiente aumento del tráfico por dispositivo suscrito.