Las antenas son obligatorias para que un producto se conecte por radiofrecuencia. Ejemplos obvios son los teléfonos móviles, las comunicaciones por satélite e incluso los mandos de la puerta del garaje. Pero el Internet de las Cosas está conectando dispositivos menos obvios, como termostatos, parquímetros, dispositivos vestibles e incluso collares para perros, y está provocando un cambio radical en casi todos los sectores al conectar productos que antes no estaban conectados.